Conocimiento de la Verdad: Observar Sin Prejuicios
En nuestra búsqueda por comprender la realidad y resolver los conflictos de la vida, nos enfrentamos a una paradoja fundamental: mientras más intentamos resolver los problemas usando nuestra mente condicionada, más complejos se vuelven. La verdadera comprensión surge cuando aprendemos a observar sin el filtro de nuestras ideas preconcebidas.
👁️ La Percepción Pura: Ver Sin Filtros
Si la mente puede ver las cosas tal como son, será capaz de comprender la totalidad. Pero aquí radica el desafío: cuando tenemos una idea, un ideal, un preconcepto o prejuicio, lo que tenemos es una limitación mental que nos hace crear un problema sobre lo que estamos viendo.
Una cosa es lo que tenemos grabado de la sociedad, la cultura y los demás. Con toda esa información vemos el «problema», pero en realidad no podemos ver el problema porque lo que vemos es nuestra idea sobre el problema.
Para ver el problema, el problema tiene que ser visto por sí mismo. La mente debe estar libre del pasado para ver la totalidad.
🪞 El Observador es lo Observado
Esta es una de las comprensiones más profundas: no hay un observador separado de un objeto observado—somos lo mismo. El que observa el problema es el mismo problema que está observando, porque en su interior está el mismo problema que percibe en el exterior.
Cuando algo nos afecta, nos afecta porque resuena con algo dentro de nosotros. El día que resolvamos eso en nuestro interior, aunque siga existiendo en el exterior, ya no nos molestará ni nos afectará.
🧠 La Creación de la Dualidad
La mente pensante es el observador, y lo que observa es el campo del pensamiento—ambos son el mismo fenómeno. Es el pensamiento el que ha creado tanto al observador como lo observado.
Cuando pensamos en algo, inmediatamente decimos: «Esto es bueno, esto es malo», creando polaridad. Vemos algo y decimos: «Esto es un problema» o «Esto es una solución». Pero lo que estamos viendo es nuestro pensamiento sobre eso, no la cosa en sí misma.
Si el observador es distinto de lo observado, hay dualidad y conflicto. Pero si el observador es lo observado, ¿dónde hay conflicto? No hay ningún conflicto.
🌊 La Quietud Mental: Donde Surge la Verdad
Cuando la mente está en silencio, cesa la actividad del pensamiento y, por tanto, el ego. Es importante entender que el ego no es un centro en sí mismo—el ego es la actividad del pensamiento. Cuando el pensamiento cesa, el ego no existe.
En ese estado de silencio y quietud surge el amor, y en esta quietud se revela la verdad. Solo esta quietud puede disolver nuestros problemas. La quietud no es un ideal, no es una práctica ni un fin—es la comprensión de la totalidad.
🎭 Acción vs. Quietud: La Diferencia Fundamental
No estamos acostumbrados a la quietud porque vivimos una vida llena de acción. La acción nos hace sentir que no tenemos problemas—nos distrae y temporalmente los problemas parecen desaparecer. Cuanta más acción tenemos, más distracción y aparentemente menos problemas.
Pero así pasa la vida hasta que termina, y los problemas ¿dónde están? Siguen ahí. No los resolvimos, solo nos distrajimos.
El sabio se retira al silencio para escuchar la voz del Espíritu. El Espíritu no habla si no hay silencio en la mente.
🎧 Escuchando la Voz del Espíritu
Tu Espíritu no te habla si tienes una mente activa y estás todo el tiempo en el exterior. Cuando cesa la actividad—que no es el final, sino la comprensión de la totalidad—entonces escuchas la voz del Espíritu.
Y la voz del Espíritu es la que te ayuda a resolver todos tus problemas. Esta no es teoría; es experiencia directa disponible para quien cultiva la quietud interior.
💡 Sabiduría Práctica para la Vida
📜 Transcripción Completa
«Conocimiento de la Verdad. Si la mente puede ver las cosas tal como son, la mente es capaz de comprender la totalidad. Y lo importante es no tener ideas o ideales al observar, sino observar con toda la mente el problema. Porque cuando tenés una idea, un ideal, un preconcepto, un prejuicio, lo que tenés es una limitación en tu mente. Y esa limitación hace que vos crees un problema sobre lo que estás viendo.
Una cosa es lo que tenés grabado de la sociedad, de la cultura, de los demás. Con toda esa información vos ves el problema. No podés ver el problema porque lo que ves es tu idea sobre el problema. Para ver el problema, el problema tiene que ser visto por sí mismo. Así, la mente debe estar libre del pasado, debe estar libre de ese preconcepto para ver la totalidad. La totalidad, para ver el problema en toda su magnitud, hay que dejar de lado todo lo que aprendiste y sentiste sobre eso. Solo de ese modo, la mente puede experimentar y conocer la totalidad.
El observador es lo observado. No hay un observador y un objeto observado, somos lo mismo. El que observa el problema es el mismo problema que él está observando. Porque en su interior está el mismo problema que está en el exterior. Todo lo que te sucede en el exterior, que vos creés que es externo, está en tu interior, y lo ves porque lo tenés en tu interior. Cuando algo te afecta, te afecta porque está en tu interior. Y el día que resuelvas eso, en tu interior, eso va a desaparecer, aunque esté en el exterior, ya no te va a molestar, no te va a afectar.
La mente pensante es el observador, y lo que observa es el campo del pensamiento, ambos son el mismo fenómeno. Es el pensamiento que ha creado el observador y lo observado. Es decir, vos, cuando pensás en algo, decís: «Ah, esto es bueno. Esto es malo.» Y creás la polaridad sobre eso. Vos estás viendo algo y decís: «Uy, esto es un problema.» O «Esto es una solución.» Pero lo que estás viendo es tu pensamiento sobre eso.
Si el observador es distinto de lo observado, hay una dualidad y, por lo tanto, un conflicto. Pero si el observador es lo observado, entonces, ¿dónde hay un conflicto? No hay ningún conflicto. El observador ha creado su propia experiencia del mundo, de los problemas, de lo que le causa dolor, de lo que no. De ese modo, el observador ha de conocerse a sí mismo, disolver la dualidad, y ahí terminan los conflictos.
Cuando la mente está en silencio, cesa la actividad del pensamiento y, por lo tanto, el ego, que no es el centro, sino que es esa actividad, es decir, el ego, no es un centro en sí mismo, el ego es la actividad del pensamiento. Cuando el pensamiento cesa, el ego no existe. La mente es esa totalidad, es el universo. En ese estado de silencio, de quietud, surge el amor. En esta quietud se revela la verdad, y solo esta quietud puede disolver nuestros problemas. La quietud, por lo tanto, no es un ideal, no es una práctica, no es un fin, sino es la comprensión de la totalidad.
Nosotros no estamos acostumbrados a la quietud, porque vivimos una vida llena de acción. Y la acción te hace sentir que no tenés problemas. Te distraés y no tenés problemas. Y cuanto más acción tenés, más distracción y menos problemas. Y así pasa tu vida hasta que terminás. Y los problemas, ¿dónde están? Siguen ahí. No los resolviste. Solo te distrajiste. Entonces, el sabio lo que hace es retirarse al silencio para escuchar la voz del Espíritu. El Espíritu no te habla si vos no tenés silencio en tu mente. Tu Espíritu no te habla si vos tenés una mente activa y estás todo el tiempo en el exterior, que es lo que busca el Espíritu.
Cuando cesa la actividad, que no es el final, sino que es la comprensión de la totalidad, ahí lo que hacés es escuchar la voz del Espíritu. Y la voz del Espíritu es la que te ayuda a resolver todos tus problemas. Y eso te pasa a vos.»
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