La Palabra es el Origen del Pensamiento: El Descubrimiento que Cambia Todo
«Si no existiera la palabra, no existiera el lenguaje, ¿pensarías algo? La palabra es el origen del pensamiento. Cuando te callas y hay silencio, se detiene el habla, se detiene el pensamiento. Porque la palabra y el pensamiento son lo mismo.»
Esta conversación empieza con algo fundamental. Nosotros tenemos cinco emociones humanas: ira, euforia, preocupación, angustia y miedo. Pero también venimos con cinco virtudes espirituales para equilibrar: la visión correcta, el pensamiento correcto, la acción correcta, el entendimiento correcto y el esfuerzo correcto.
Pero aquí viene la pregunta que lo cambia todo: ¿Cuál es el centro de donde pensamos?
🗣️ El Descubrimiento: Sin Palabra No Hay Pensamiento
Mirá, vamos a ir directo al grano con preguntas simples:
Si no existiera la palabra, si no existiera el lenguaje, ¿pensarías algo? Pensalo bien.
El lenguaje que te enseñaron es tu pasado. Vos hablás castellano, ¿por qué? Porque te lo enseñaron. Todo lo que hablás es lo que te enseñaron.
Y ahora la pregunta clave: Si vos no hablaras, si no hubieses aprendido a hablar, ¿qué pensamiento habría? Antes de que aprendieras a hablar, ¿qué pensamiento habría?
Ninguno. Absolutamente ninguno.
La palabra es el origen del pensamiento. Vos podés pensar y sentir porque te enseñaron a hablar.
🧠 La Programación Mental: Primero Hablar, Después Pensar
Acá viene algo crucial que tenés que entender. Cuando nacés, ¿te enseñan a hablar o te enseñan a pensar?
Te enseñan a hablar.
¿Y por qué? Te enseñan a hablar para grabarte todo. Te queda grabado el programa mental y el sentimental. Te grabó todo y después vos empezás a pensar.
«Primero te enseñan a hablar y después a pensar. Por lo tanto, la palabra es la que engendra al pensamiento.»
Por eso es que vos ahora pensás con el corazón y hay cosas que no concuerdan. Ya las tenés grabadas y se te arma una contradicción tremenda. ¿Por qué? Porque claro, primero te enseñan a hablar—te programan—y después empezás a pensar desde esa programación.
El conflicto interno que sentís entre lo que pensás y lo que sentís existe porque fuiste programado antes de poder pensar por vos mismo. La palabra instaló el programa, y ahora ese programa dirige tu pensamiento.
💭 El Experimento que Prueba Todo
Hacé esta prueba cuando tengas un conflicto. Decite a vos mismo:
«No hables, no hables, no hables, no hables, no hables, no hables.»
Y fíjate cómo el pensamiento se detiene.
¿Por qué? Porque el pensamiento existe porque vos hablás—hacia afuera tuyo o hacia adentro tuyo, pero estás hablando. Cuando te callas y hay silencio verdadero, se detiene el habla, se detiene el pensamiento.
«Antes que te enseñaran a hablar, vos ni pensabas ni sentías. Esa mente del pensar y del sentir estaban totalmente libres, totalmente vacías.»
😤 Tu Propio Pensamiento Te Está Jodiendo
Ahora que aprendiste el lenguaje, ¿qué hacés? Estás hablando permanentemente. Contando todo lo que pensás y todo lo que sentís acerca de las situaciones, de las personas. Estás permanentemente:
- Criticando
- Opinando
- Juzgando
Y eso es lo que te jode: tu propio pensamiento.
Ahora, si te callas—si realmente te callas afuera y adentro tuyo—no te jode más nadie. Ya no existe el pensamiento, se paró. Es como que el péndulo entre el pasado y el futuro quede en el presente. No hay más pensamiento. Estás viviendo en el espacio sin pensar, porque se cayó el lenguaje.
🏷️ La Etiqueta vs El Contenido
Cuando decimos «enojo», nosotros somos esa palabra que representa el sufrimiento de enojo. Pero en realidad desconocemos ese sentimiento, porque la palabra se ha vuelto más importante que el sentimiento mismo.
Mirá este ejemplo brillante:
La etiqueta es lo que dice «leche» y adentro hay vino. La etiqueta puede decir lo que quiera, lo importante es qué hay adentro.
Lo que está afuera es la palabra, la etiqueta. Lo que está adentro es tu sentimiento, el contenido. Lo que importa es el contenido, no la etiqueta.
🎭 La Identificación: Tu Cárcel Mental
Nos identificamos solo con etiquetas:
- El cuerpo
- El nombre
- Las opiniones que tenemos
- Las críticas que hacemos
Terminamos siendo esas cosas representadas por palabras. Pero si no existen palabras, no existen etiquetas, no existe centro. Entonces, solo queda la cooperación, el amor, el vacío.
🔄 ¿Cómo Me Convierto en Lo Nuevo?
Tenemos que dejar la memoria. La memoria es todo lo que hablás, lo que habla tu pasado. Etiqueta todo:
- «Mi mamá es así»
- «Mi papá es así»
- «Mis compañeros son así»
¿Y de dónde nace eso? De tu palabra.
Ahora, si no hablás—si no hablás ni hacia adentro tuyo que tu compañera es así, que tu mamá es así—tu pensamiento no existe. Existe porque el centro es la palabra.
«Tenés que tener mucho cuidado con lo que hablás.»
⛓️ La Cadena Completa: Hablar → Pensar → Sentir
Ahora mirá cómo funciona la cadena completa. La palabra activa el pensar. Si no hablás, no pensás. Pero hay más:
«El hablar hace el pensar, y el pensar hace al sentir. Pero son dos mentes diferentes en tu cuerpo: una siente, la otra piensa.»
¿Dónde está la mente que piensa? Es el 5% de acción sobre tu cuerpo. ¿Y dónde está la mente que siente? Es el 95% restante. No tienen nada que ver una mente con la otra. Son dos mentes en tu cuerpo: esta siente, aquella piensa.
Pero lo que activa todo eso, ¿quién es el centro de todo? El hablar. El habla es el centro.
De ahí empezás a pensar, y el pensar está junto con el sentir. Empezás a pensar y normalmente despertás un sentimiento sobre lo que hablás. Pero no siempre:
Pasan 500 hombres y no sentís nada por ninguno. Pasa tu marido y sí sentís algo por él. Los demás todos los ves, no es que no los veas, pero no te despiertan ningún sentimiento.
💔 Tu Relación No Es Con El Sentimiento, Es Con La Palabra
Acá viene la pregunta que lo cambia todo:
¿Podrías relacionarte con el sentimiento sin nombrarlo?
¿Te relacionarías con el enojo sin decir que estás enojada? ¿Te relacionarías con la preocupación sin decir que estás preocupada?
La respuesta es reveladora: Tu relación no es con el sentimiento, tu relación es con la palabra.
Pero si dejás la palabra, ¿ahora tenés sentimiento? No. Es una genialidad. Te tenés que dar cuenta de eso.
«Solo los sentimientos tienen continuidad cuando le ponemos nombre, si no, no. El sentimiento tiene una continuidad cuando vos le ponés un nombre: ‘ahora estoy enojado’, ‘ahora estoy preocupado’. Si no, desaparece.»
🧘 La Meditación: El Centro Vacío
¿Qué es la famosa meditación? Es encontrar ese centro vacío, producto de que no sentís, no pensás y quedás sin habla.
Cuando la mente no está en el centro como pensador producto de la palabra, de la experiencia pasada que son recuerdos, etiquetas acumuladas… cuando la mente deja de hacer estas cosas, quedamos en silencio y ya no existe un centro ocupado por el yo-ego, que es la memoria, y queda por lo tanto un vacío.
Ese centro vacío es tu paz interior, eso es Dios dentro tuyo, esa es la creación dentro tuyo. Ahora sos creativa. Si no, sos repetitiva, repetís lo que tenés como programa mental.
🎯 La Coherencia Entre Las Dos Mentes
Cuando encontrás ese centro vacío, cuando la mente que piensa (la cabeza – 5%) y la mente que siente (el corazón – 95%) dejan de opinar, juzgar y criticar, entonces ahora adquieren una coherencia.
Hay amor acá y hay amor acá. Hay abundancia acá, abundancia acá. Ya no hay contradicción entre lo que querés y lo que sentís. Ahora sos coherente.
«Si ese centro queda vacío, ahora ya no tenés más problemas. El problema era vos pensando.»
✨ El Vacío del Centro: Donde Nace el Amor
Al dejar de identificarte, de no usar palabras, el centro queda vacío. Entonces existe alguien nuevo que no se identifica a sí mismo y a los demás.
Ha desaparecido quien etiquetaba. ¿Quién criticaba? ¿Quién opinaba? ¿Quién juzgaba? Tu palabra.
Pero si no hablás hacia adentro, el pensamiento no está más. El que juzgaba ha dejado de hacerlo.
Entonces, nuestra relación es directa con las cosas que nos rodean: con las personas, con los objetos, con todo. Los observamos realmente, estamos atentos a aprender y allí está el amor.
Al no etiquetar, consideramos cada sentimiento que surge como un sentimiento puro, perfecto.
Transcripción Completa de los Audios
Gustavo: Nosotros tenemos cinco emociones humanas: ira, euforia, preocupación, angustia y miedo. Pero los humanos, que son el pensar y el sentir, tienen una balanza acá para equilibrar. Estas son las emociones humanas y estas son las virtudes espirituales con la cual vos venís: la visión correcta, el pensamiento correcto, la acción correcta, el entendimiento correcto y el esfuerzo correcto.
Vamos a hablar sobre el pensamiento. Te voy a mandar los audios sobre la visión y el pensamiento y voy a tomar desde acá, que estos audios es lo que continúa a esto hasta terminar el pensamiento correcto.
¿Cuál es el centro de donde pensamos?
Participante: La mente.
Gustavo: ¿Es la palabra o es el pensamiento? El centro de donde vos pensás…
Participante: El pensamiento.
Gustavo: Está bien, pero el centro de que vos pensás. Si no existiera la palabra, no existiera el lenguaje, ¿pensarías algo?
Participante: Sí, sí.
Gustavo: El lenguaje que te enseñaron es tu pasado. Porque vos hablás castellano, ¿por qué?
Participante: Porque me lo enseñaron.
Gustavo: Te enseñaron castellano. Entonces tu lenguaje, tu palabra y el pensamiento. ¿Estás de acuerdo? Tu lenguaje, todo lo que vos hablás es lo que te enseñaron, ¿o no?
Participante: Sí.
Gustavo: Bien. Y si vos no hablaras, y si no hubieses aprendido a hablar, ¿qué pensamiento habría? Antes de que aprendieras a hablar, ¿qué pensamiento habría?
Participante: Ninguno, creo que ninguno.
Gustavo: Ninguno. Entonces, ¿cuál es el origen?
Participante: La palabra.
Gustavo: La palabra es el origen del pensamiento. Entonces, vos agarrate y decite a vos mismo cuando tengas un conflicto: no hables, no hables, no hables, no hables, no hables, no hables. Y fíjate cómo el pensamiento se detiene. Porque el pensamiento es porque vos hablás hacia afuera tuyo o hacia adentro tuyo, pero estás hablando. Cuando te callas y hay silencio, se detiene el habla, se detiene el pensamiento. Porque la palabra y el pensamiento son lo mismo.
La palabra es la que le da origen al pensamiento. Vos podés pensar y sentir porque te enseñaron a hablar. Antes que te enseñaran a hablar, vos ni pensabas ni sentías. Esa mente del pensar y del sentir estaban totalmente libres, estaban totalmente vacías. Ahora que aprendiste el lenguaje, vos pensás y sentís. Estás hablando permanentemente o hacia afuera tuyo, contando todo lo que pensás y todo lo que sentís acerca de las situaciones, de las personas. Estás permanentemente criticando, opinando, juzgando. Y eso es lo que te jode: tu propio pensamiento. Ahora, si te callas, no te jode más nadie. Porque al callarte afuera y adentro tuyo, ya no existe el pensamiento, se paró. Es como que en el péndulo, el pasado y el futuro queden en el presente, no hay más pensamiento. Estás viviendo en el espacio sin pensar, porque se cayó el lenguaje.
¿Cuál es el centro de donde pensamos? El habla. El habla es el centro, es el núcleo, es de donde salen tus pensamientos. ¿Es la palabra o el pensamiento? Si no utilizamos palabras, si no pensamos con palabras, cuando decimos enojo, nosotros somos esa palabra que representa el sufrimiento de enojo, pero en realidad desconocemos ese sentimiento, porque la palabra se ha vuelto más importante que el sentimiento mismo.
Ya es importante la palabra. Vos le das importancia a la palabra enojo porque sabés lo que significa. Es el significado del enojo, la palabra. Porque si no, no habría pensamiento sobre el enojo. El centro es la palabra, la etiqueta. Pero si esta pierde importancia, es ahora el contenido lo que queda adentro. Es decir, la etiqueta es lo que dice leche y adentro hay vino. La etiqueta puede decir lo que quiera, lo importante es qué hay, lo que hay adentro. Entonces, lo que está afuera es la palabra y lo que está adentro es tu sentimiento. Lo que importa es el contenido, no la etiqueta.
Nos identificamos solo con la etiqueta: el cuerpo, el nombre, las opiniones que tenemos, las críticas que hacemos. Nos identificamos con esas. Terminamos siendo esas cosas representadas por palabras, por la etiqueta. Pero si no existen palabras, no existen etiquetas, no existe centro. Entonces, solo queda la cooperación, el amor, el vacío. Pero si abandonamos el miedo a no ser nada, de no identificarnos, abandonamos todo.
¿Cómo me convierto en lo nuevo? Tenemos que dejar la memoria. La memoria es todo lo que hablás, lo que habla tu pasado, lo que dice tu pasado. Etiqueta todo: «mi mamá es así», «mi papá es así», «mis compañeros son así». Todo lo etiqueta. ¿Y de dónde nace eso? De tu palabra. Ahora, si no hablás, si no hablás ni hacia adentro tuyo que tu compañera es así, que tu mamá es así, si no estás hablando ni hacia adentro ni hacia afuera, tu pensamiento no existe. Existe porque el centro es la palabra.
Entonces, tenés que tener mucho cuidado con lo que hablás. Al dejar de identificarte, de no usar palabras, el centro queda vacío. Entonces existe alguien nuevo que no se identifica a sí mismo y a los demás. Aquí, por primera vez, comprendés a lo nuevo. Ya no existe el centro, que es la palabra, que actuaba. Ha desaparecido, se ha eliminado a quien etiquetaba. ¿Quién criticaba? ¿Quién opinaba? ¿Quién juzgaba? Tu palabra. Pero si no hablás hacia adentro, el pensamiento no está más. El que juzgaba ha dejado de hacerlo. Entonces, nuestra relación es directa con las cosas que nos rodean: con las personas, con los objetos, con todo. Los observamos realmente, estamos atentos a aprender y allí está el amor. Al no etiquetar, consideramos cada sentimiento que surge, pero como cada sentimiento puro, perfecto, no sentís nada.
Audio 2: La Programación Mental y Sentimental
Gustavo: Bueno, vamos a continuar con el pensamiento. El pensamiento y la palabra son lo mismo. El pensar y la palabra son lo mismo. Es decir, que vos cuando nacés, ¿te enseñan a hablar o te enseñan a pensar?
Participante: A hablar.
Gustavo: ¿Por qué? Te enseñan a hablar para grabarte todo y te queda grabado el programa mental y el sentimental. Te grabó todo y después vos empezás a pensar. Por eso es que vos ahora pensás con el corazón y hay cosas que no concuerdan y ya la tenés grabada y se te arma una contradicción tremenda, porque claro, primero te enseñan a hablar y después a pensar. Por lo tanto, la palabra es la que engendra al pensamiento.
¿Cuál es el centro de donde pensamos? ¿Es la palabra o es el pensamiento el centro? Si no utilizamos palabras, si no pensamos con palabras hacia afuera o hacia adentro, si no hablás, no hay pensamiento. Cuando decimos enojo, nosotros no somos esa palabra que representa el sufrimiento de enojo, pero en realidad, desconocemos ese sentimiento. Nosotros reconocemos la palabra, pero el sentimiento no, porque la palabra se ha vuelto más importante que el sentimiento. Entonces vos, el sentimiento de enojo es como que no… vos la palabra enojo te despierta lo otro.
El centro es la palabra, la etiqueta. Pero si esta pierde importancia, es ahora el contenido lo que queda adentro. Si perdés la etiqueta, que es la palabra, queda el contenido. ¿Entendés? Si nos aferramos a la palabra, perdemos. Nos identificamos con ella, nos identificamos solo con la etiqueta: el cuerpo, el nombre, las opiniones que hacemos de nosotros y de los demás. Terminamos siendo esas cosas representadas por la palabra. Y no existen palabras, no existen etiquetas, no existe centro. Entonces, solo queda la cooperación. Cuando no existe nada de eso, ¿y qué es la cooperación? El amor, el vacío. Pero si abandonamos el miedo a no ser nada, de no identificarte queda eso. Es decir, que la palabra, el centro es la etiqueta, la respuesta es el sentimiento. Convertirme en lo nuevo y dejar la memoria.
Al dejar de identificarnos, ¿está bien? Usando la palabra, de no usar palabras, el centro, ¿cómo queda? Vacío. Entonces, existe alguien nuevo, que es el vacío, que no se identifica a sí mismo y a los los demás. No puede identificar, porque no puede hablar ni hacia adentro ni hacia afuera. Es como viniste y como te creó la creación. Aquí, por primera vez, comprendés a lo nuevo sin lo viejo, sin la etiqueta, sin el que etiqueta todo. Ya no existe ese centro que actuaba, que es la palabra, ha desaparecido, se ha eliminado a quien etiquetaba, el ego. El que juzga o el que juzgaba ha dejado de hacerlo. Entonces, nuestra relación es directa con las cosas que nos rodean, con las que observamos realmente ahora. Estamos atentos a aprender y allí esté el amor. Al no etiquetar, consideramos cada sentimiento que surge.
El sentimiento no tiene nada que ver con la palabra, pero la palabra tiene que ver con la etiqueta y la palabra despierta el sentimiento. Eso vemos la próxima. Pero te voy a mandar todo esto.
Participante: Dale.
Gustavo: Increíble, esto. No sabés lo que es la visión correcta y este es el pensamiento que ya lo empecé. Pero tiene que ver con los cinco sentidos, los cinco sentimientos, los cinco órganos, las cinco vísceras. Cada uno tiene que ver con un pensamiento, con esto, con otro, y es genial, boludo. Ahí te voy a mandar el dibujito, te voy a mandar todo, boludo. Están los cinco órganos, las cinco vísceras, están las cinco emociones, las cinco virtudes escritas. Lo estoy haciendo hacer.
Participante: Por fin.
Audio 3: La Cadena Palabra-Pensamiento-Sentimiento y la Meditación
Gustavo: Bueno. La palabra es la etiqueta. Y la etiqueta es la palabra, despierta al sentimiento. Esa palabra despierta el sentimiento, es decir, que vos tenés que, para vos pensar, necesitás antes hablar. Si vos hablás afuera tuyo o hablás dentro tuyo, tenés que pensar. Pero si vos no hablás, el pensamiento no está. Mirá, dos segundos, seguime en lo que yo te digo: no hables, no hables, no hables, no hables, no hables, no hables, no hables. ¿En qué pensaste?
Participante: En no hablar.
Gustavo: Pero, ¿pensaste en algo?
Participante: No.
Gustavo: No pensaste en nada. ¿Por? Porque no tenés ningún pensamiento. Ahora te dejo con las agujas puestas y ya empieza, no hacia afuera, no me hablás a mí o a alguien, pero te hablás hacia adentro todo lo que tenés que hacer. Cuando empezaste a hablar, empezaste a pensar. Están, es la palabra y el pensamiento, prácticamente son lo mismo, pero no son lo mismo. La palabra activa el pensar, si no hablás, no pensás. ¿Está bien?
La palabra y el sentimiento son casi instantáneos, es decir, que el hablar hace el pensar y el pensar, ¿a quién hace? Al sentir. Pero, ¿dónde está la mente que piensa? Y el 5% de acción sobre tu cuerpo y el 5% de acción sobre todo. ¿Y dónde está la mente que siente? No tiene nada que ver una mente con la otra. Son dos mentes en tu cuerpo: esta siente, aquella piensa. Pero lo que activa todo eso, ¿quién es el centro de todo? El hablar. El habla es el centro. De ahí empezás a pensar y el pensar está junto ahí con el habla, está junto con el pensar, el pensar está junto con el sentir. Empezás a pensar y normalmente despertás un sentimiento sobre lo que hablás, normalmente, no siempre. Vos vas viendo edificios, gente y todo y no sentís nada por ninguno. Pero suponete, pasan 500 hombres y no sentís nada por ninguno, pasa tu marido y sí sentís algo por él o sí sentís algo si pasa un amigo. Pero los demás todos los ves, no es que no los veas o no los escuches, sí, pero no te despiertan ningún sentimiento. Ellos sí. Entonces, no siempre te despierta un sentimiento, pero el pensar te despierta el sentir. Cuando pensaste, el sentimiento ya está ahí. ¿Está bien?
La palabra y el sentimiento son prácticamente instantáneos, pero si hacemos un intervalo entre ellos, podemos descubrir si el sentimiento es distinto a la palabra. Es decir, que el sentimiento es distinto a la palabra, al hablar, pero no al pensar. Este le sigue a este, pero este es distinto a este.
¿Podríamos relacionarnos con el sentimiento sin nombrarlo? Esa es la pregunta que yo me hice en ese momento. ¿Vos podrías relacionarte con el sentimiento sin nombrarlo? ¿Te relacionarías con el enojo sin decir que estás enojada? ¿Te relacionarías con la preocupación sin decir que estás preocupada? Entonces, tu relación no es con el sentimiento, tu relación es con la palabra. Pero si dejás la palabra, ¿ahora tenés sentimiento? No. Es una genialidad. Te tenés que dar cuenta de eso.
Pero, ¿cómo librarnos de un sentimiento que uno ha etiquetado? Ejemplo: el amor, la ira. ¿Cómo liberarte de esos sentimientos si ya lo etiquetaste? Cuando lo etiquetaste, «sí, siento amor por esto», «¿cómo te liberás de eso para no sentirte apegada y tener sufrimiento tarde o temprano?». Debemos descubrir para esto si la palabra es más importante que el sentimiento, si el hablar, la palabra, es más importante que lo que sentís. Y para esto vamos a hacer un intervalo. Es decir, si pensás en términos de palabras, de símbolos, las cosas que hacemos, lo que sucede es que no es un pensador separado del pensamiento. Este pensamiento, que es la palabra, queda en silencio y así es posible relacionarse con el sentimiento a medida que surge. Solo los sentimientos tienen continuidad cuando le ponemos nombre, si no, no. El sentimiento tiene una continuidad cuando vos le ponés un nombre: «ahora estoy enojado», «ahora estoy preocupado», «ahora tengo miedo», «ahora tengo…». Si no, desaparece. Así etiquetamos y reforzamos para comunicarlos a esos sentimientos. Es decir, que el sentimiento es distinto a la palabra y cualquier sentimiento, la palabra lo etiqueta. Al sentimiento, la palabra lo etiqueta. Lo que hacemos, lo que no pensamos en palabras, el pensador y el pensamiento es la palabra y el pensador es distinto entonces al pensamiento. No es bueno eso. No es bueno porque eso te hace mal, no te hace bien, porque estás etiquetando.
Lo último: meditar o mente en silencio, mente pura o conciencia. Cuando la mente no está en el centro como pensador producto de la palabra, de la experiencia pasada que son recuerdos, etiquetas acumuladas y clasificadas en comportamiento. Cuando la mente deja de hacer estas cosas, quedamos en silencio y ya no existe un centro ocupado por el yo ego, que es la memoria, y queda por lo tanto un vacío.
Entonces, cuando dejás de etiquetar las cosas, de opinar, de criticar, de juzgar, ahí queda ese centro, que es la palabra, ya dejaste de hablar, dejaste de etiquetar. Entonces, ese centro, ¿cómo queda? Vacío. Esa es tu paz interior, eso es Dios dentro tuyo, esa es la creación dentro tuyo. Ahora sos creativa. Si no, sos repetitiva, repetís lo que tenés como programa mental. Y el programa que tenés en realidad son palabras, son etiquetas. Y esas etiquetas, ¿cómo es? El pensar produce el sentir, pero el hablar produce el pensar. Estás en el horno.
Estas son palabras que dan existencia al sentimiento y fortalecen a la memoria. Pero debemos saber comunicarnos con la mente en lo que el experimentador y la experiencia son lo mismo. Es decir, ¿cuándo el experimentador y la experiencia son lo mismo? Cuando queda ese centro vacío. Dejaste de etiquetar, entonces el yo, que es la mente humana, se disuelve en el mar, el río se disuelve en el mar, que es la conciencia humana. ¿Y qué es la conciencia? Tus virtudes espirituales. Entonces ya te das cuenta que no hace falta pensar para resolver un problema, porque el que te causó el problema fue el pensamiento. Si ese centro queda vacío, ahora ya no tenés más problemas. El problema era vos pensando.
Esto es la meditación. La famosa meditación es esa. Cuando encontrás ese centro vacío, producto de que no sentís, no pensás y quedás sin habla. Por eso, cuando la mente que piensa, que es la cabeza, y la mente que siente, que es el corazón, el 5 y el 95%, vos no opinás, no juzgás, no criticás, entonces ahora adquieren una coherencia entre la mente que piensa y siente. Hay amor acá y hay amor acá, hay abundancia acá, abundancia acá. No hay abundancia que querés la abundancia, pero realmente sentís y dudás de todo que podés tener toda esa abundancia. No hay una coherencia ahora. Si no, no sos coherente.
La mente depende de las palabras y estas estimulan los recuerdos. Es decir, la mente depende de las palabras. Esta estimula los recuerdos, los resucitan, le dan vida a una experiencia del yo memoria del pasado, el cual ya ha muerto y no existe. Existe como recuerdo en el presente, si no no puede existir. En este proceso, la mente vive en el pasado o en el futuro. En el pasado no es que vive en el pasado, sino que recordás en el presente, y en el futuro no es que vive en el futuro la mente, sino que imaginás en el presente. Todo en el presente. Y por esto es que la palabra tiene importancia neurológica o psíquica. Nada más que por eso. Si vos te abstenés de eso, es perfecto. ¿Se entendió?
Participante: Sí.
Gustavo: Fantástico. Ahora ya tengo que seguir con la acción correcta.