Categoría: Transcripciones

Audios convertidos a texto para compartir enseñanzas

  • Concentración y Atención: La Diferencia que Cambia Todo

    Concentración y Atención: La Diferencia que Cambia Todo

    «Existe un malentendido común entre concentración y atención. La concentración es un proceso de exclusión y resistencia, mientras que la atención es sin exclusión, sin resistencia y sin esfuerzo.»

    ¿Cuántas veces hemos confundido estos dos términos? La mayoría de las personas usa concentración y atención como sinónimos, pero en realidad representan dos estados mentales completamente opuestos. Comprender esta diferencia es crucial para el aprendizaje, la meditación y la resolución genuina de problemas.

    🎯 Concentración: El Esfuerzo del Ego

    La concentración es un proceso de exclusión y resistencia, lo cual es cansador. Es un gran esfuerzo. Por ejemplo, concentrarse en un libro y excluir todo lo demás es un esfuerzo enorme que haces con tu pensamiento.

    La concentración es un acto de limitación que se enfoca en un punto, pero no ve la totalidad. Siempre que hay concentración, hay tensión. No puedes concentrarte en el todo—solo puedes concentrarte en un fragmento de lo que estás viendo.

    «La concentración no produce el conocimiento de la totalidad. Es forzar la mente, y siempre está impulsada por el ‘yo’.»

    **Características de la Concentración:**
    – ❌ Proceso de exclusión y resistencia
    – ❌ Cansador y lleno de esfuerzo
    – ❌ Enfoque fragmentario, no holístico
    – ❌ Genera tensión mental
    – ❌ Impulsada por el ego («yo»)
    – ❌ Tiene un fin o meta específica
    – ❌ Es una práctica, no un estado natural

    🌸 Atención: El Estado Sin Centro

    La atención es lo opuesto. La atención es sin exclusión, por lo tanto no hay resistencia. Y si no hay resistencia, no hay esfuerzo. La atención es un estado de la mente sin ningún centro—es decir, sin el «yo».

    No está el «yo» involucrado en la atención. En la concentración sí está el «yo», en la atención no está el «yo».

    La atención es un estado de quietud, de una pasividad total, una escucha total. Cuando prestas atención, es una escucha total, sin esfuerzo, que es amor.

    **Características de la Atención:**
    – ✅ Sin exclusión, resistencia ni esfuerzo
    – ✅ Estado de quietud y pasividad total
    – ✅ Escucha amorosa y sensibilidad total
    – ✅ Ve la totalidad, no fragmentos
    – ✅ Sin el ego («yo») involucrado
    – ✅ Sin fin ni meta específica
    – ✅ Es un estado natural, no una práctica

    💡 La Atención como Energía Pura

    La atención es un estado de sensibilidad. Es la capacidad de ver la totalidad de un problema, no solo un fragmento. La atención es una energía enorme que no tiene un foco, que no tiene un punto.

    «Cuando prestas atención, lo haces con amor. La atención es una escucha total, sin esfuerzo, que es amor.»

    🧠 El Problema de la Mente Dispersa

    La mente pensante es dispersa. Se distrae muy rápidamente. Y la distracción es un estado de desatención. La mente se distrae y no se concentra, no presta atención—es una desatención.

    Si queremos aprender algo, necesitamos atención, no concentración. Si el observador está presente con su concentración, no puede aprender.

    La concentración es una práctica que tiene un fin, una meta. Te concentras para obtener algo. La atención es un estado que no tiene fin, no tiene meta.

    👁️ Ver Sin Juzgar: La Clave de la Atención

    La atención es ver un hecho tal como es, sin juzgarlo, sin evaluarlo, sin formarse una opinión. Es solo observarlo. La concentración es una acción egocéntrica del «yo». La atención es sin el «yo».

    Al observar un hecho con atención, con esa pasividad, sin el «yo», sin resistencia, el hecho se nos revela en su totalidad, en su verdadera naturaleza. Y ahí el hecho se disuelve—es decir, el problema se disuelve, porque no lo juzgas.

    «Como no lo juzgas, no creas el conflicto. La atención es comprender lo que es, sin ninguna acción del ‘yo’.»

    🕊️ Atención = Libertad

    Cuando hay atención, hay libertad. Porque el «yo» no está activo. Y al no estar activo, hay libertad. Y es en esa libertad donde no hay miedo. Y al no haber miedo, no hay sufrimiento.

    🧘 La Atención como Meditación

    La atención es un estado de meditación. La meditación no es un resultado, no es una práctica—es un estado de atención. Es ese estado en el que la mente está completamente quieta.

    Esta quietud no es un esfuerzo, sino que es un estado de la mente que ve la totalidad. Y es en ese estado de quietud que la mente se purifica. Y al purificarse, la mente se vacía. Y al vaciarse, la mente está lista para recibir lo nuevo.

    La atención, al estar libre del ego, permite ver la totalidad y encontrar la solución.

    ⚡ El Insight Final

    La gente cree que la concentración da la solución. No da la solución. Porque la concentración cansa, limita. Y además, si el «yo» es quien está actuando ahí, el «yo» va a dar el problema, no la solución.

    «La atención, que es sin el ‘yo’, es lo que da la solución, porque ve la totalidad y ve la solución.»

    📊 Comparación Directa

    Concentración Atención
    Exclusión y resistencia Sin exclusión ni resistencia
    Esfuerzo y tensión Sin esfuerzo, quietud
    Con el «yo» (ego) Sin el «yo»
    Ve fragmentos Ve la totalidad
    Tiene meta/fin Sin meta ni fin
    Crea conflicto Disuelve problemas

    📜 Transcripción Completa

    «Hay un gran malentendido respecto a la concentración y la atención. La concentración es un proceso de exclusión y de resistencia, lo cual es cansador, ¿no es cierto? Es de un gran esfuerzo. Por ejemplo, concentrarse en un libro y excluir todo lo demás es un esfuerzo enorme que vos hacés con tu pensamiento. La concentración es un acto de limitación, se enfoca en un punto, pero no ve la totalidad.

    La concentración implica tensión. Siempre que hay concentración, hay tensión. No puedes concentrarte en el todo, solo puedes concentrarte en un fragmento de lo que estás viendo. La concentración no produce el conocimiento de la totalidad.

    La atención es lo opuesto. La atención es sin exclusión, por lo tanto, no hay resistencia. Y si no hay resistencia, no hay esfuerzo. La atención es un estado de la mente sin ningún centro, es decir, sin el «yo». No está el «yo» involucrado en la atención. En la concentración sí está el «yo», en la atención no está el «yo».

    La atención es un estado de quietud, de una pasividad total, una escucha total. Cuando vos prestás atención, es una escucha total, sin esfuerzo, que es amor. Cuando vos prestás atención, lo hacés con amor, a lo que te dicen. La atención es un estado de sensibilidad. Es la capacidad de ver la totalidad de un problema, no solo un fragmento. La atención es una energía enorme que no tiene un foco, que no tiene un punto.

    La atención no es la misma que la concentración. La concentración es forzar la mente, la atención es no forzar la mente. La atención es la quietud.

    La mente pensante es dispersa. Se distrae muy rápidamente. Y la distracción es un estado de desatención. La mente se distrae y no se concentra, no presta atención. Es una desatención.

    Si queremos aprender algo, necesitamos atención, no concentración. Si el observador está presente con su concentración, no puede aprender. La concentración es una práctica que tiene un fin, que tiene una meta. Es decir, vos te concentrás para obtener algo, para un fin. La atención es un estado que no tiene fin, no tiene meta.

    La atención es ver un hecho tal como es, sin juzgarlo, sin evaluarlo, sin formarse una opinión. Es solo observarlo. La concentración es una acción egocéntrica del «yo». La atención es sin el «yo».

    Al observar un hecho con atención, con esa pasividad, sin el «yo», sin resistencia, el hecho se nos revela en su totalidad, en su verdadera naturaleza. Y ahí el hecho se disuelve, es decir, el problema se disuelve, porque vos no lo juzgás. Y como no lo juzgás, no creás el conflicto.

    La atención es comprender lo que es, sin ninguna acción del «yo». Y cuando hay atención, hay libertad. Porque el «yo» no está activo. Y al no estar activo, hay libertad. Y es en esa libertad donde no hay miedo. Y al no haber miedo, no hay sufrimiento.

    La atención es un estado de meditación. La meditación no es un resultado, no es una práctica, es un estado de atención. Es ese estado en el que la mente está completamente quieta. Esta quietud no es un esfuerzo, sino que es un estado de la mente que ve la totalidad. Y es en ese estado de quietud que la mente se purifica. Y al purificarse, la mente se vacía. Y al vaciarse, la mente está lista para recibir lo nuevo.»

    [Intercambio al final:]

    «La gente cree que la concentración te da la solución. No te da la solución. Porque la concentración te cansa, te limita. Y encima, si el «yo» es el que está actuando ahí, el «yo» te va a dar el problema, no la solución.»

    «Entonces, la atención, que es sin el «yo», es lo que te da la solución, porque ve la totalidad y ve la solución.»

  • El «Observador»: La Muerte del Ego y el Nacimiento del Amor

    El «Observador»: La Muerte del Ego y el Nacimiento del Amor

    «El ‘observador’ (nuestro ‘yo’ o ego) es un flujo constante de memoria, experiencias y condicionamientos, no una entidad fija. Este observador no está separado de lo que observa; de hecho, el observador es lo observado.»

    ¿Hay realmente un observador? Esta pregunta nos lleva al corazón mismo de la comprensión espiritual. Para trascender nuestra realidad y con ella nuestros problemas, debemos examinar con precisión radical la naturaleza de este «yo» que creemos ser.

    🌊 La Naturaleza Fluida del «Yo»

    El pensamiento es un movimiento continuo de memoria—sensorial, intelectual, afectiva—en la que se origina el «yo», es decir, el ego, que no es más que el «observador». Pero aquí está la revelación crucial: el observador no es una entidad fija y continua, es un flujo, un movimiento de memoria, un cúmulo de experiencias.

    Este observador no es independiente del objeto observado. Cuando me enojo contigo y tú eres mi problema, yo soy quien observa el enojo que tengo por ti. Es un flujo de mi memoria de todo lo que me hiciste, todo lo que siento por ti, todo registrado. Eso es lo que me genera el problema contigo.

    El observador es el objeto observado. Son lo mismo, no hay separación.

    ⚔️ El Observador: Centro del Conflicto

    El observador es el centro del conflicto. Este es el «yo», es el «ego», es quien divide al mundo en bueno y malo, lo que me gusta y lo que no me gusta, lo que acepto y lo que rechazo. Y esto lo hace supuestamente para resolver un problema, pero cuando divides de esa manera, lo que estás haciendo es crearte un conflicto en tu vida.

    «El ‘yo’, el observador, es la esencia del conflicto, pues está condicionado por la memoria. Esa información grabada es la que te hace ver que tienes que ir de un lado o del otro. Entonces, estás en conflicto permanente.»

    Este conflicto se terminará cuando el «yo», el observador, no sea el centro. ¿Y cuándo no es el centro? Cuando no estás en tu ego.

    💀 La Muerte Necesaria del «Yo»

    El «yo» ha de morir. Pero cuidado: lo que tiene que morir no es el ser, sino el «yo», el «ego», que es ese cúmulo de experiencias, de memoria, de tiempo, de condicionamientos.

    El observador es el pasado, es quien crea la división entre él y el objeto observado. Estás viendo el mundo a través de los ojos del pasado. Todo lo que ves en el presente, lo ves con los ojos del pasado.

    ¿Cómo puedes resolver un problema del presente si lo ves con los ojos del pasado?

    👁️ El Estado de No-Observador

    Cuando no hay un observador—es decir, cuando el «yo» no está activo—no hay conflicto. Cuando estás en un estado de no-ego, no hay conflicto. Eso es lo importante que debe quedar claro.

    Mientras exista el «yo», habrá conflicto. Este conflicto tiene que terminar. El observador ha de conocer la verdad de sí mismo, conocerse a sí mismo. ¿Y cómo se conoce? Se conoce en el presente, no en el pasado. Se conoce en lo que se está viendo, no en lo que se vio.

    🔥 Tú ERES la Emoción

    El «yo» o el «observador» no es distinto de lo observado, es una parte de ello. Es la suma de experiencias, de memoria, de impresiones y reacciones. Todo eso es el «yo», y ese es quien observa.

    «El observador observa la cólera, pero el observador ES la cólera. Tú ERES la cólera. Cuando tienes ira, la ira no te pertenece—tú ERES la ira. Cuando tienes miedo, tú ERES el miedo.»

    Crees que te despegas, crees que no tienes nada que ver con eso. No—tú ERES. Y en ese sentido, como eres, si lo ves de esa manera, eres lo mismo. Y eso es lo que te afecta y te genera el problema.

    🌅 La Disolución: Observar Sin Juzgar

    El «observador» es lo observado—esta es la verdad más profunda y radical. Por consiguiente, al observar la cólera sin ninguna interferencia del pasado, sin prejuicio, sin justificar, sin condenar, sin analizar, la cólera cesa.

    Cuando estás en silencio en tu mente y ves la cólera, simplemente la ves. No dices: «Ay, qué bueno. Ay, qué malo. ¡Ay, esto! ¡Ay, lo otro!» No. Simplemente la ves y no la juzgas. Y en ese momento, la cólera cesa. El problema cesa.

    Sin ninguna reacción o justificación del observador, la cólera deja de existir. Si el observador está en silencio, observando la cólera, no hay «cólera» como tal.

    💖 El Nacimiento del Amor

    Así, la relación entre quien observa y lo observado cambia radicalmente. No hay división, no hay conflicto, no hay tiempo, no hay un «yo» que manipula la cólera. No hay nada.

    «Lo que hay es amor. Lo que hay es Dios. Y cuando estás en ese estado, no hay cólera.»

    🎯 El Autoconocimiento: Medio, No Fin

    Conocerse a uno mismo no es un fin en sí mismo. Cuando te conoces a ti mismo, no terminas ahí. El conocimiento de sí mismo es un medio para un fin: para descubrir lo que está más allá de la mente, más allá del «yo», del «observador».

    🌊 El Silencio Especial

    Cuando la mente está quieta, el «yo» no existe. Es como un río que fluye sin interrupción. Este silencio es de una calidad especial—cuando tienes una mente quieta, es un silencio de una calidad especial, sin tiempo.

    Es en ese silencio donde la verdad puede revelarse y los problemas desaparecen.

    📜 Transcripción Completa

    «¿Hay un observador? Hemos dicho que el observador es lo observado, pero seamos más precisos en la comprensión de esta importante verdad para trascender nuestra realidad. Al trascender nuestra realidad, vos trascendés tus problemas.

    El pensamiento es un movimiento continuo de memoria, tanto sensorial, intelectual, afectiva, en la que se origina el «yo», es decir, el ego, que no es más que el «observador». El observador es el «yo», es el «ego» que está todo el tiempo observando. El observador no es una entidad fija y continua, es un flujo, un movimiento de memoria, un cúmulo de experiencia.

    El observador no es independiente del objeto observado. Si yo me enojo con vos y vos sos mi problema, yo soy el que observa el enojo que tengo por vos, que sos mi problema. Y es un flujo de mi memoria de todo lo que me hiciste y todo lo que yo siento por vos y todo lo que, y lo tengo todo registrado. Y eso es lo que me genera a mí que yo tenga un problema con vos. El observador es el objeto observado. Son lo mismo, no hay separación.

    El observador es el centro del conflicto. Este es el «yo», es el «ego», es el que divide al mundo en bueno y malo. Te guste o no te guste. Esto es lo que me gusta, esto es lo que no me gusta. A esto lo quiero, a esto lo odio. Esto es lo que acepto, esto es lo que rechazo. Y esto lo hago para resolver un problema. Cuando vos lo dividís de esa manera, lo que estás haciendo es crearte un conflicto en tu vida.

    El «yo», el observador, es la esencia del conflicto, pues está condicionado por la memoria. Y esa memoria, esa información que tenés grabada, es la que te hace ver que vos tenés que ir de un lado o tenés que ir del otro. Entonces, estás en conflicto permanente. Este conflicto se terminará cuando el «yo», el observador, no sea el centro. ¿Y cuándo no es el centro? Cuando vos no estás en tu ego.

    Cuando no hay un observador. Cuando no hay un observador, es decir, cuando el «yo» no está activo, no hay conflicto. Cuando vos estás en un estado de no-ego, no hay conflicto. Eso es lo importante que te tiene que quedar.

    El «yo» ha de morir. Lo que tiene que morir no es el ser, sino el «yo», el «ego», que es ese cúmulo de experiencias, de memoria, de tiempo, de condicionamientos. El observador es el pasado, es el que crea la división entre él y el objeto observado. Vos estás viendo el mundo a través de los ojos del pasado. Todo lo que vos ves en el presente, lo ves con los ojos del pasado. Entonces, ¿cómo podés resolver un problema del presente si lo ves con los ojos del pasado?

    Mientras exista el «yo», habrá conflicto. Este conflicto tiene que terminar. El observador ha de conocer la verdad de sí mismo. Ha de conocerse a sí mismo. ¿Y cómo se conoce a sí mismo? Se conoce en el presente, no en el pasado. Se conoce en lo que se está viendo, no en lo que se vio.

    Conocimiento de sí mismo. El «yo» o el «observador» no es distinto de lo observado, es una parte de ello. Es la suma de experiencias, de la memoria, de las impresiones y de las reacciones. Todo eso es el «yo». Y ese es el que observa.

    El observador observa la cólera, pero el observador es la cólera. Vos sos la cólera. Cuando vos tenés ira, la ira no te pertenece, vos sos la ira. Cuando vos tenés miedo, vos sos el miedo. No es que tenés miedo. Vos sos el miedo. Y vos crees que te despegás. Y vos crees que no tenés nada que ver con eso. No, vos sos. Y en ese sentido, como sos, si lo ves de esa manera, sos lo mismo. Y eso es lo que te afecta y eso es lo que te genera el problema.

    El «observador» es lo observado, esta es la verdad más profunda y radical. Por consiguiente, al observar la cólera sin ninguna interferencia del pasado, sin ningún prejuicio, y sin justificar, sin condenar, sin analizar, la cólera cesa. Es decir, vos cuando estás en silencio en tu mente y ves la cólera, simplemente la ves. Y no decís, «Ay, qué bueno. Ay, qué malo. ¡Ay, esto! ¡Ay, lo otro!» No. Simplemente la ves y no la juzgás. Y en ese momento, la cólera cesa. El problema cesa.

    Sin que haya ninguna reacción o justificación del observador, la cólera deja de existir. Si el observador está en silencio, observando la cólera, no hay «cólera» como tal. Este proceso permite la disolución de la cólera.

    Así, la relación entre el que observa y lo observado cambia radicalmente. No hay ninguna división, no hay conflicto, no hay tiempo, no hay un «yo» que manipula la cólera. No hay nada. Lo que hay es amor. Lo que hay es Dios. Y cuando estás en ese estado, no hay cólera.

    Conocerse a uno mismo no es un fin en sí mismo. Cuando vos te conocés a vos mismo, no terminás ahí. El conocimiento de sí mismo es un medio para un fin: para descubrir lo que está más allá de la mente, más allá del «yo», del «observador».

    Y ahí sí te voy a decir lo último para después cerrar. Cuando la mente está quieta, el «yo» no existe. Es como un río que fluye sin interrupción. Este silencio es de una calidad especial. Cuando vos tenés una mente quieta, es un silencio de una calidad especial, sin tiempo. Y es en ese silencio donde la verdad puede revelarse y los problemas desaparecen.»

  • Conocimiento de la Verdad: Observar Sin Prejuicios

    Conocimiento de la Verdad: Observar Sin Prejuicios

    «Para comprender la verdad y resolver nuestros problemas, la mente debe observar sin ideas preconcebidas ni ideales, libre del pasado y de los prejuicios.»

    En nuestra búsqueda por comprender la realidad y resolver los conflictos de la vida, nos enfrentamos a una paradoja fundamental: mientras más intentamos resolver los problemas usando nuestra mente condicionada, más complejos se vuelven. La verdadera comprensión surge cuando aprendemos a observar sin el filtro de nuestras ideas preconcebidas.

    👁️ La Percepción Pura: Ver Sin Filtros

    Si la mente puede ver las cosas tal como son, será capaz de comprender la totalidad. Pero aquí radica el desafío: cuando tenemos una idea, un ideal, un preconcepto o prejuicio, lo que tenemos es una limitación mental que nos hace crear un problema sobre lo que estamos viendo.

    Una cosa es lo que tenemos grabado de la sociedad, la cultura y los demás. Con toda esa información vemos el «problema», pero en realidad no podemos ver el problema porque lo que vemos es nuestra idea sobre el problema.

    Para ver el problema, el problema tiene que ser visto por sí mismo. La mente debe estar libre del pasado para ver la totalidad.

    🪞 El Observador es lo Observado

    Esta es una de las comprensiones más profundas: no hay un observador separado de un objeto observado—somos lo mismo. El que observa el problema es el mismo problema que está observando, porque en su interior está el mismo problema que percibe en el exterior.

    «Todo lo que te sucede en el exterior, que crees que es externo, está en tu interior. Lo ves porque lo tienes en tu interior.»

    Cuando algo nos afecta, nos afecta porque resuena con algo dentro de nosotros. El día que resolvamos eso en nuestro interior, aunque siga existiendo en el exterior, ya no nos molestará ni nos afectará.

    🧠 La Creación de la Dualidad

    La mente pensante es el observador, y lo que observa es el campo del pensamiento—ambos son el mismo fenómeno. Es el pensamiento el que ha creado tanto al observador como lo observado.

    Cuando pensamos en algo, inmediatamente decimos: «Esto es bueno, esto es malo», creando polaridad. Vemos algo y decimos: «Esto es un problema» o «Esto es una solución». Pero lo que estamos viendo es nuestro pensamiento sobre eso, no la cosa en sí misma.

    Si el observador es distinto de lo observado, hay dualidad y conflicto. Pero si el observador es lo observado, ¿dónde hay conflicto? No hay ningún conflicto.

    🌊 La Quietud Mental: Donde Surge la Verdad

    Cuando la mente está en silencio, cesa la actividad del pensamiento y, por tanto, el ego. Es importante entender que el ego no es un centro en sí mismo—el ego es la actividad del pensamiento. Cuando el pensamiento cesa, el ego no existe.

    En ese estado de silencio y quietud surge el amor, y en esta quietud se revela la verdad. Solo esta quietud puede disolver nuestros problemas. La quietud no es un ideal, no es una práctica ni un fin—es la comprensión de la totalidad.

    «La mente es esa totalidad, es el universo. En ese estado de silencio surge el amor, la única fuerza capaz de resolver genuinamente los conflictos.»

    🎭 Acción vs. Quietud: La Diferencia Fundamental

    No estamos acostumbrados a la quietud porque vivimos una vida llena de acción. La acción nos hace sentir que no tenemos problemas—nos distrae y temporalmente los problemas parecen desaparecer. Cuanta más acción tenemos, más distracción y aparentemente menos problemas.

    Pero así pasa la vida hasta que termina, y los problemas ¿dónde están? Siguen ahí. No los resolvimos, solo nos distrajimos.

    El sabio se retira al silencio para escuchar la voz del Espíritu. El Espíritu no habla si no hay silencio en la mente.

    🎧 Escuchando la Voz del Espíritu

    Tu Espíritu no te habla si tienes una mente activa y estás todo el tiempo en el exterior. Cuando cesa la actividad—que no es el final, sino la comprensión de la totalidad—entonces escuchas la voz del Espíritu.

    Y la voz del Espíritu es la que te ayuda a resolver todos tus problemas. Esta no es teoría; es experiencia directa disponible para quien cultiva la quietud interior.

    💡 Sabiduría Práctica para la Vida

    «Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación no puede transformarse, transfórmate tú. Mientras la mayoría se esfuerza por cumplir sus deseos, el sabio trabaja en disminuirlos.»

    📜 Transcripción Completa

    «Conocimiento de la Verdad. Si la mente puede ver las cosas tal como son, la mente es capaz de comprender la totalidad. Y lo importante es no tener ideas o ideales al observar, sino observar con toda la mente el problema. Porque cuando tenés una idea, un ideal, un preconcepto, un prejuicio, lo que tenés es una limitación en tu mente. Y esa limitación hace que vos crees un problema sobre lo que estás viendo.

    Una cosa es lo que tenés grabado de la sociedad, de la cultura, de los demás. Con toda esa información vos ves el problema. No podés ver el problema porque lo que ves es tu idea sobre el problema. Para ver el problema, el problema tiene que ser visto por sí mismo. Así, la mente debe estar libre del pasado, debe estar libre de ese preconcepto para ver la totalidad. La totalidad, para ver el problema en toda su magnitud, hay que dejar de lado todo lo que aprendiste y sentiste sobre eso. Solo de ese modo, la mente puede experimentar y conocer la totalidad.

    El observador es lo observado. No hay un observador y un objeto observado, somos lo mismo. El que observa el problema es el mismo problema que él está observando. Porque en su interior está el mismo problema que está en el exterior. Todo lo que te sucede en el exterior, que vos creés que es externo, está en tu interior, y lo ves porque lo tenés en tu interior. Cuando algo te afecta, te afecta porque está en tu interior. Y el día que resuelvas eso, en tu interior, eso va a desaparecer, aunque esté en el exterior, ya no te va a molestar, no te va a afectar.

    La mente pensante es el observador, y lo que observa es el campo del pensamiento, ambos son el mismo fenómeno. Es el pensamiento que ha creado el observador y lo observado. Es decir, vos, cuando pensás en algo, decís: «Ah, esto es bueno. Esto es malo.» Y creás la polaridad sobre eso. Vos estás viendo algo y decís: «Uy, esto es un problema.» O «Esto es una solución.» Pero lo que estás viendo es tu pensamiento sobre eso.

    Si el observador es distinto de lo observado, hay una dualidad y, por lo tanto, un conflicto. Pero si el observador es lo observado, entonces, ¿dónde hay un conflicto? No hay ningún conflicto. El observador ha creado su propia experiencia del mundo, de los problemas, de lo que le causa dolor, de lo que no. De ese modo, el observador ha de conocerse a sí mismo, disolver la dualidad, y ahí terminan los conflictos.

    Cuando la mente está en silencio, cesa la actividad del pensamiento y, por lo tanto, el ego, que no es el centro, sino que es esa actividad, es decir, el ego, no es un centro en sí mismo, el ego es la actividad del pensamiento. Cuando el pensamiento cesa, el ego no existe. La mente es esa totalidad, es el universo. En ese estado de silencio, de quietud, surge el amor. En esta quietud se revela la verdad, y solo esta quietud puede disolver nuestros problemas. La quietud, por lo tanto, no es un ideal, no es una práctica, no es un fin, sino es la comprensión de la totalidad.

    Nosotros no estamos acostumbrados a la quietud, porque vivimos una vida llena de acción. Y la acción te hace sentir que no tenés problemas. Te distraés y no tenés problemas. Y cuanto más acción tenés, más distracción y menos problemas. Y así pasa tu vida hasta que terminás. Y los problemas, ¿dónde están? Siguen ahí. No los resolviste. Solo te distrajiste. Entonces, el sabio lo que hace es retirarse al silencio para escuchar la voz del Espíritu. El Espíritu no te habla si vos no tenés silencio en tu mente. Tu Espíritu no te habla si vos tenés una mente activa y estás todo el tiempo en el exterior, que es lo que busca el Espíritu.

    Cuando cesa la actividad, que no es el final, sino que es la comprensión de la totalidad, ahí lo que hacés es escuchar la voz del Espíritu. Y la voz del Espíritu es la que te ayuda a resolver todos tus problemas. Y eso te pasa a vos.»

  • Los 5 Elementos: Emociones, Órganos y Virtudes Espirituales

    Los 5 Elementos y el Equilibrio Interior

    «Según el concepto de los 5 elementos, las emociones están ligadas a partes de nuestro cuerpo: la ira al hígado, la euforia al corazón, la preocupación al páncreas, la angustia al pulmón y el miedo al riñón.»

    En la antigua sabiduría de la medicina tradicional china, encontramos un mapa profundo de cómo nuestras emociones se conectan con nuestro cuerpo físico a través de los cinco elementos. Este conocimiento milenario nos revela que cada órgano vital está vinculado con emociones específicas que experimentamos en nuestra vida diaria.

    🔥 Las Cinco Emociones y Sus Órganos

    Las emociones humanas se manifiestan en nuestro cuerpo de la siguiente manera:

    • Ira → Hígado: La cólera y el enojo afectan nuestro hígado
    • Euforia → Corazón: La excitación excesiva impacta el corazón
    • Preocupación → Páncreas: La ansiedad y obsesión afectan el páncreas
    • Angustia → Pulmón: La tristeza y pena impactan los pulmones
    • Miedo → Riñón: El temor y la inseguridad afectan los riñones

    Pero estas emociones son sentimientos que nos han sido grabados a lo largo de la vida. En contraste, las virtudes espirituales son innatas y están presentes para ayudarnos a encontrar un equilibrio.

    ✨ Las Virtudes Espirituales: Nuestro Estado Natural

    Tenemos cinco sentimientos humanos condicionados, pero esos sentimientos son grabaciones que llevamos dentro. Sin embargo, también poseemos las virtudes espirituales—el estado con el que vinimos al mundo, aunque no las recordemos. Estas virtudes están presentes para compensar y equilibrar las emociones condicionadas.

    «Tengamos un equilibrio, no solo entre el día y la noche, el invierno y el verano, sino un equilibrio de las emociones con las virtudes espirituales.»

    🧠 La Dualidad: Mente vs. Corazón

    El conflicto surge de la separación entre el pensador (nuestra mente, el 5%) y el sentir (nuestro corazón, el 95%). Mientras pensemos y sintamos basándonos en patrones y memoria creados por otros, experimentaremos contradicción interna.

    La mente pura ve los objetos sin los conceptos que nos enseñaron sobre ellos. Es la consciencia que observa detrás de nuestros ojos, libre de las grabaciones mentales y emocionales de otros.

    El conocimiento propio, la mente pura, no es parcial sino total en nosotros. Es el verdadero «Yo Soy».

    🌊 La Metáfora del Río y el Mar

    Como bellamente explicó Kahlil Gibran, el estado de creatividad es cuando el pensador se disuelve en el pensamiento, como un río que se da cuenta de su naturaleza al llegar al mar.

    Al principio, el río quiere mantener su identidad separada—como nosotros nos aferramos a nuestras identidades de «madre», «esposo», «profesión». Pero cuando la última gota del río se disuelve en el mar, comprende: «No me he disuelto en el mar, me he convertido en el mar, que es de donde vengo».

    «Cuando todas tus identidades se disuelven, te conviertes en la vida misma y ves la totalidad sin opinar, sin criticar, sin juzgar.»

    🔄 La Integración: Fin del Conflicto

    La verdadera solución no está en mantener la dualidad entre observador y observado, sino en la integración. Cuando el pensador deja de ser un observador separado, se acaba la división.

    Existen dos estados: pensador-pensamiento y observador-observado, pero estos deben estar unidos, no separados. De esa unión venimos, y la dualidad crea la separación como experiencia humana.

    Debemos volver a lo divino, donde está todo unido. Solo así se acaba el conflicto y se acaba el sufrimiento.

    📜 Transcripción Completa

    «Bueno. Entonces, en los cinco elementos, los cinco órganos, los cinco sentidos, los cinco vísceras, los cinco tejidos.

    Las emociones son: el hígado pertenece a la ira, la euforia al corazón, la preocupación al páncreas, la angustia al pulmón, y el miedo al riñón. Esas son las emociones humanas y las que derivan de ellas. Pero las virtudes espirituales son las que están para compensar a esas emociones. Entonces, tenemos cinco sentimientos humanos, pero esos sentimientos humanos son sentimientos que nos han grabado dentro nuestro. Pero tenemos las virtudes espirituales, que es con las que vinimos nosotros, nada más que no las recordamos. Entonces yo se las quiero recordar para que cada uno aplique esas virtudes y equilibre las emociones. Entonces, tengamos un equilibrio en vez de entre el día y la noche, el invierno y el verano, un equilibrio de las emociones con las virtudes espirituales.

    La segunda virtud espiritual es sobre el pensamiento correcto o la intención correcta, y dice: ‘Mientras pensemos sobre la base de un patrón que es nuestra memoria, tanto la que piensa que es la cabeza, el 5%, como la que siente que es el corazón, que es el 95%’. Entonces, en ese 5% tiene relación con nuestro interior, y en ese 95, lo de que sentimos, nuestro corazón, tiene relación con todo lo que siente nuestro cuerpo, química y físicamente. Entonces, mientras nosotros pensemos y sintamos con ese patrón, con esa memoria, creada por otros y grabada en nosotros, habrá contradicción en nosotros. ¿Por qué? Porque debe haber un conocimiento propio, es decir, una mente pura que vea objetos que no tengan lo que te contaron que eran: pared, cuadro… Ese es el pensar. Y el sentir es lo que podés sentir por cada objeto, cada situación. Eso te lo grabaron todo, mientras que la mente pura es la que ve detrás de tus ojos, pero sin lo que te grabaron los demás como pensamiento o sentimiento.

    Entonces, el conocimiento propio, la mente pura, no es parcial, sino es total en nosotros. Es el verdadero ‘Yo Soy’. El ‘Yo Soy’ debe comprenderse a cada instante sin una mente detrás. Debemos hablar, pensar, actuar sin una mente detrás. Así seremos conscientes de cada pensamiento, sentimiento, surgiendo del pasado, de mi memoria. Ese ‘yo’ en relación a todo y sus necesidades, sus deseos, pero únicamente así existe la posibilidad de que en el silencio de la mente se manifieste la libertad tal como es.

    El pensador y el pensamiento. En toda experiencia existe un experimentador u observador, y este es el que impide el estado de creatividad por ser el observador un repetidor de todo lo aprendido, de lo que pensás y de lo que sentís. Si eliminamos el experimentador, vivimos la experiencia total y pura como es.

    El estado de creatividad es el estado en el que el pensador es el pensamiento. El pensador se diluye en el pensamiento. Como dijo Kahlil Gibran, ‘El río se da cuenta que es río cuando va llegando al mar, que todos los ríos van al mar y se empieza a disolver en el mar’. Le agarra una… ‘Se quiere volver sobre sí’, dice, ‘yo no… quiero tener mi identidad como río’, como vos querés tener todas tus identidades de ‘yo’, ‘la madre’, ‘el esposo’, ‘tu casa’, ‘tu profesión’. Querés tener todas esas identidades y te empezás a disolver en el río. Y cuando la última gota del río se disuelve en el mar, dice: ‘No me he disuelto en el mar, me he convertido en el mar, que es de donde vengo’. Entonces, cuando todas tus identidades, el observador, el pensador se disuelve, el pensador y el que siente, y el que piensa, se diluyen en la experiencia. Ahora te convertís en la vida, y ahora ves la totalidad. Ahora no hay más ‘yo’ que vea la vida, sino que es tu verdadero ‘Yo’ el que la ve totalmente, sin opinar, sin criticar y sin juzgar.

    El estado de creatividad es el estado en el que el pensador es el pensamiento. Mientras exista un ‘yo’ que experimente y que quiero algo o convertirme en algo, la acción será dual, dividida, y actuarán por separado pensador y pensamiento, y no existe interacción. Sino que existe siempre un centro activo con la voluntad de ser o de no ser. Cuando el proceso se divide entre experimentador y experiencia, habrá deterioro, habrá lucha y será dual. La integración sucede cuando el pensador deja de ser el observador. Entonces existen dos estados distintos: pensador-pensamiento, observador-observado, pero estos deben estar unidos, no separados. De ahí venimos, de esa unión. Y la dualidad hace esa separación como experiencia humana. Debemos volver a lo divino, donde está todo unido, entonces se acaba el conflicto, se acaba el sufrimiento.»

  • El pensamiento no resuelve nuestros problemas

    El pensamiento no resuelve nuestros problemas

    «El pensamiento no resuelve nuestros problemas; de hecho, es la principal causa de ellos. A menudo intentamos solucionar las cosas pensando, pero nuestros pensamientos son solo una repetición de viejas ideas, prejuicios e información que hemos aprendido de otros.»

    El pensamiento no resuelve nuestros problemas. Porque el tema es, ¿para qué utilizamos el pensamiento? ¿Para qué pensamos y para qué sentimos? Y si puede el pensamiento resolver los problemas del humano, porque cada vez que vos querés resolver algo, ¿qué decís? «Déjame pensar». Entonces, ¿puede resolver los problemas tu pensamiento?

    No, porque una cosa es tu pensar y otra cosa es tu sentir. Y el que siente, el problema es tu sentimiento. Y el que piensa, es tu pensamiento. Una cosa diferente.

    Confiamos en nuestro pensamiento, nuestro intelecto para resolver nuestros problemas. Pero esta no es la solución a nuestros problemas. Debemos comprender el proceso de pensar. Si queremos ir más allá de él.

    La naturaleza del conflicto

    Porque si este cesa, seremos capaces de resolver nuestros problemas. Porque el pensamiento es el que te causa los problemas. Sí, yo, que quienes los causan, es el pensamiento cuando comienza a pensar. Es decir, el pensamiento comienza a pensar, y comienza a pensar en lo que siente. Y ahí, empieza el problema.

    Pero si vos te mantenés en silencio, no hay ningún problema. Es decir, cuando cesa el proceso de pensar, se reducen los problemas.

    «El pensamiento está condicionado por la vieja información que tenés grabada de otros, los cuales se han protegido, realizándose a sí mismos. Y todo es una actitud egocéntrica del pensamiento.»

    La quietud mental

    ¿Es importante el pensamiento? Para la mayoría de los seres humanos el pensamiento ha adquirido una enorme importancia. De aquí que nos preguntamos, «¿Cómo puedo existir yo sin pensar?».

    Pero una mente silenciosa, no distraída, no es producto de una práctica o de un resultado o de una meditación. No podemos controlarla, no es una disciplina. Solo comprender el proceso de pensar y ver el hecho sin distracción, sin juicio, sin opinión, simplemente observar sin pensamiento, sin nuestra memoria detrás de nuestros sentidos.

    Este es el estado de quietud, de quietud mental, de silencio, de silencio verdadero. Allí surge el amor. Solo este amor puede solucionar nuestros problemas.

    Sabiduría práctica

    Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación no puede transformarse, transfórmate vos. Mientras la mayoría se esfuerza por cumplir sus deseos, el sabio lo que hace es disminuirlos.